Tuti va en contra del regateo emocional. Escribe sobre dejar de nombrar con crueldad a los demás para atrevernos a pensar que si algo no funciona, la respuesta ya no será endurecerse; que no sentir no es estar mejor porque no sentir no existe; que el cansancio por sostener la frivolidad en una vida escandalosa, cara, vampírica y hermosa se lo cargue el enemigo.
La autora habla sobre la cabeza y el cuerpo entrelazados por un glitch que resuena en toda nuestra generación. Sabe que el sentimiento se baila, se entrena y se cuida.
Por Flavia Calise